La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) y distintos organismos astronómicos mantienen un seguimiento continuo del cometa 3I/Atlas, un cuerpo que proviene del espacio interestelar y que atraviesa el sistema solar a una velocidad sin precedentes. Este 29 de octubre, el objeto alcanzará su perihelio, el punto más próximo al Sol dentro de su recorrido.
De acuerdo con Live Science, durante la fase de perihelio el cometa pasará a una distancia de alrededor de 1,4 unidades astronómicas del Sol, lo que equivale a unos 210 millones de kilómetros.
Esa ubicación lo sitúa dentro de la órbita de Marte y marcará el momento de mayor actividad debido al incremento de la radiación solar que impactará sobre su superficie helada.
Este acercamiento presentará una oportunidad única para estudiarlo. Además, el objeto celeste será observado por distintas misiones espaciales, entre ellas el telescopio espacial Hubble, el observatorio Webb, el satélite TESS y varias sondas en Marte.
El 29 de octubre de 2025, durante el perihelio, la superficie del cometa experimentará un proceso intenso de sublimación, el paso directo del hielo a vapor. El aumento de temperatura provocará la liberación de gases y polvo, lo que generará una cola que se extenderá en dirección opuesta al Sol.
Los astrónomos anticipan que el período alrededor del perihelio será crucial para entender la evolución física del objeto y esperan registrar los cambios en su composición y estructura mientras libera gases y polvo al calentarse.
Según los datos proporcionados por la NASA, el cuerpo celeste fue descubierto el 1° de julio de 2025 por el sistema de observación Atlas (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System), en Chile. Su designación oficial indica que es el tercer objeto interestelar detectado, después de 1I/ʻOumuamua y 2I/Borisov, ambos detectados en años anteriores.
Los análisis de su trayectoria revelan que su órbita es hiperbólica, una señal de que no pertenece al sistema solar. Este tipo de trayectoria implica que el objeto se mueve demasiado rápido como para ser retenido por la gravedad solar y que, tras su paso, continuará su viaje hacia el espacio profundo.
Las observaciones iniciales sugirieron que el cometa se formó en otro sistema estelar hace millones de años y fue expulsado por interacciones gravitacionales. Desde entonces, habría permanecido errante en el espacio interestelar hasta su ingreso temporal en el sistema solar.
Las imágenes captadas por telescopios espaciales mostraron que el 3I/Atlas tiene una estructura activa, con un núcleo de hielo rodeado por una coma o nube de gas y polvo. Se estima que su diámetro oscila entre 440 metros y 5,6 kilómetros, aunque su tamaño exacto aún no ha sido determinado.
El cometa viaja a una velocidad aproximada de 210 mil kilómetros por hora, cifra que podría aumentar conforme se acerque al Sol. Este movimiento acelerado es una de las razones por las que su estudio resulta relevante, ya que ofrece información sobre la dinámica de objetos interestelares que ingresan temporalmente al sistema solar.
La composición de los gases detectados indicó una predominancia de dióxido de carbono, con una proporción de agua mucho menor que la observada en otros cometas del sistema solar. Este rasgo químico despertó el interés de los investigadores, que buscan determinar si las diferencias obedecen a su origen externo o a procesos físicos ocurridos durante su tránsito por el espacio interestelar.
El Minor Planet Center, organismo vinculado a la NASA, anunció que el cometa 3I/Atlas será el primer objeto interestelar incluido en una campaña de monitoreo organizada por la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN, por sus siglas en inglés). Este grupo, respaldado por las Naciones Unidas, reúne a observatorios y agencias espaciales con el objetivo de mejorar las capacidades globales de detección y seguimiento de cuerpos cercanos a la Tierra.
La campaña, prevista entre el 27 de noviembre de 2025 y el 27 de enero de 2026, se centrará en desarrollar técnicas más precisas de medición astrométrica aplicadas a cometas. Debido a sus colas y comas, estos objetos presentan dificultades para calcular con exactitud su posición y movimiento, por lo que la iniciativa busca afinar los métodos de observación y predicción orbital.
Como parte de la preparación, se llevará a cabo un taller técnico en el que astrónomos de distintos países compartirán estrategias para obtener datos más confiables a partir de imágenes telescópicas. El objetivo final es reforzar la defensa planetaria mediante la mejora de las predicciones de trayectorias de cuerpos potencialmente peligrosos.
¿Hay peligro para la Tierra?
A pesar de los preparativos, la NASA confirmó que el 3I/Atlas no representa amenaza alguna para el planeta. Su distancia mínima respecto a la Tierra será lo suficientemente amplia para descartar cualquier posibilidad de impacto o interacción significativa.
Debate
Desde su descubrimiento, 3I/ATLAS mostró comportamientos que se alejan del patrón de los cometas conocidos. Inicialmente, presentó una inusual “anti-cola”, un chorro de material dirigido hacia el Sol, contrario a la orientación típica de las colas cometarias.
Esta anomalía sorprendió a los astrónomos y llevó al astrofísico de Harvard Avi Loeb a plantear hipótesis extraordinarias.
“El objeto es una nave espacial alienígena que está desacelerando”, escribió Loeb, al sugerir que la anti-cola sería un mecanismo de “empuje de frenado” que, una vez completado, daría lugar a una cola convencional. Según Loeb, esta transición constituye un evento tipo “cisne negro”, inesperado y de alto impacto para la astronomía.
El científico israelí-estadounidense, conocido por su trabajo en el proyecto Galileo y la Iniciativa Black Hole de la Universidad de Harvard, ya había generado polémica en 2019 al proponer que ‘Oumuamua, el primer objeto interestelar detectado, podría tratarse de una sonda enviada por otra civilización.
En 2023, también vinculó esférulas metálicas halladas en el Pacífico con restos de otro cuerpo interestelar. Estas experiencias previas refuerzan su perspectiva sobre 3I/ATLAS, que, según él, podría no ser un cometa común.
“El objeto ha mostrado varias características anómalas y presentamos la hipótesis de que pueda tener origen tecnológico y posiblemente hostil”, afirmó Loeb junto con sus colegas Adam Hibberd y Adam Crowl.
Fuente La Nación e Infobae






















