Se trata de una instalación artística, pero con fines prácticos. La propuesta de Ángela Ramírez Sanz está en las afueras de la Casa Central de la Universidad de Chile, a un costado del monumento a Andrés Bello, en plena Alameda de Santiago. Estará disponible hasta el 10 de diciemnre.
La instalación artística es una réplica de fibra de vidrio, a escala 1:1, del pedestal del monumento al fundador y primer Rector de la U. de Chile. “La idea de este trabajo es recuperar el espacio clausurado del pedestal y abrirlo a un uso público; recuperar ese espacio cerrado y disponerlo como espacio posible y seguro para llorar en la vía pública, problematizando el pedestal al revertir su función metafórica”.
Cómo surgió la idea de la obra
Hace un par de años, Sanz se encontró de sopetón en una esquina de Santiago con una mujer llorando desconsoladamente. “Era tanto su llanto que me acerqué para preguntarle si podía hacer algo por ella”, recuerda. Pero la mujer le contestó: “Solo necesito llorar. No puedo llegar así a mi casa, ya que allí están mis hijos y mi madre”, explicó la artista en entrevista con radio Universidad de Chile.
Aquel episodio le quedó dando vueltas en la cabeza a esta artista visual de la U. de Chile, marcándola profundamente. “¿Dónde lloran los cuerpos cansados y deprimidos?”, se preguntó.
“Esta trabajadora no contaba con un lugar seguro y tranquilo para llorar. Me sentí una impertinente por interrumpirla, pero el espacio público nos expone a todos”, señaló.
Y fue precisamente desde esas interrogantes que nació la idea para “Lloratorio público, un lugar posible para llorar y pensar”.
“Llorar es un ejercicio que muchas personas no suelen darse”, apunta el siquiatra León Cohen.
¿Por qué lloramos? “Las emociones son un complejo que tiene que ver con diferentes situaciones, y uno solo la tristeza, la salud mental tiene que ver con la tristeza más que con la felicidad”.
Sobre el no llorar, el retraerse con sus emociones para no mostrar vulnerabilidad frente a un familiar, el profesional sostiene que “llorar tiene que ver con conectarse con lo que está sintiendo, y poder junto a la expresión corporal, hablarla y comunicarla con sus vínculos íntimos”.
Respecto a la idea del lloratorio, señala que “Chile ha sido una cultura evitativa de las emociones, fóbica del control emocional. Todo lo que promueva la comunicación emocional, es saludable para la población”.
Fuente Infobae